Hay afecciones que pueden tomarse como inofensivas hasta que nos pasan factura. Podrías pensar que la tristeza prolongada no es un indicio de enfermedad, y hasta podrías considerar que el deseo de acabar con la propia vida no tiene nada que ver con un síntoma, pero la realidad está muy lejos de esta premisa. Aunque un trastorno como la depresión comience a crearse como una montículo de barro que en nada justifica la sensación de alarma, de repente puede transformarse en una montaña de fango de la que nos puede costar salir… Y mucho. Por esa razón, es importante que generemos consciencia sobre estas enfermedades y accionar lo más pronto posible después de su diagnóstico para evitar consecuencias que pueden llegar a ser dolorosas (e incluso irreparables) en nuestra vida. Por medio de este artículo, queremos contarte cómo la depresión podría afectar tu cotidianidad partiendo desde algunos de sus síntomas.
(Depresión ¿La enfermedad de la actualidad?)
Tu organismo se comportará de manera irregular
La depresión comienza a articular en nuestro cuerpo y puede manifestarse de manera silenciosa. Uno de los síntomas que notamos en personas deprimidas es que pueden tener una relación desequilibrada con su apetito (falta de hambre o comer compulsivamente generando afecciones secundarias como diabetes tipo 2, hipertensión, etc). ¿Cuál es la razón? Esta enfermedad condiciona nuestro sistema digestivo de una manera considerable. Otro de los síntomas comunes es que se ve afectado el sistema nervioso. Esto hace que podamos sentir irritación, cansancio, problemas para descansar y una apatía arrolladora para realizar las actividades cotidianas con normalidad, trayendo como consecuencia que descuidemos nuestra apariencia y hasta dejemos a un lado las rutinas de higiene. El último síntoma físico que mencionaremos es que el sistema cardiovascular se ve golpeado por el estrés y la ansiedad que este trastorno puede hacernos sentir constantemente. El estar expuestos a hormonas que nos generan un estado de ánimo ansioso y estresado aumenta el ritmo cardíaco, pudiendo ocasionarnos problemas en los vasos sanguíneos.
(Beneficios de la meditación para la depresión)
Las actividades cotidianas te generan desánimo
Cuando estamos diagnosticados con depresión, las emociones como la tristeza y la apatía conviven con nosotros (y los que nos rodean) más de lo que quisiéramos. Es allí cuando el estrés comienza a invadir nuestro organismo y el estado natural de la química cerebral comienza a alterarse generando un estado de desánimo no sólo en nuestro desarrollo personal y profesional, sino en nuestras relaciones interpersonales (pudiendo manifestarse como retraimiento social o poca expresión afectiva/emocional). Varios estudios científicos se han preocupado por la relación que mantienen el desarrollo de las tecnologías de la comunicación y la información con el desborde de la depresión en el hombre moderno, sumándose la complejidad de una era en la que vivimos de prisa, tememos estar desempleados y hay una precariedad de estructuras familiares sólidas. Por esta razón, se dice que la depresión podría ser una de las causas de la baja productividad en el ámbito laboral, debido a que afecta directamente la concentración, la memoria y las relaciones con los demás.
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