La práctica de la meditación es compleja, en ocasiones es difícil dedicar el espacio, disponer la actitud y el tiempo para meditar, sabiendo aún los grandes beneficios que la meditación nos brinda y lo importante de esta práctica, nos resulta difícil y, además, cuando hemos logrado sentarnos o disponernos a meditar, inicia la lucha, una lucha interna entre nuestros pensamientos, nuestras tensiones corporales, nuestros bloqueos energéticos, nuestras emociones acumuladas, entre otros. En ocasiones pasamos los 20 minutos o una hora que hemos destinado para la meditación asumiendo tensiones corporales, luchando con nuestros pensamientos, haciendo un gran esfuerzo para permanecer despiertos, y no logramos meditar. En ocasiones pasa el tiempo de meditación, y no logramos repararnos, no nos sentimos frescos, no sentimos haber tenido un espacio de pausa e intimidad con nosotros mismos, y nos sentimos igual o incluso peor, pues estamos frustrados de no haber recibido las bendiciones y beneficios de la meditación. Allí, el rapé es nuestro gran aliado, el rapé es un apoyo, es una de las herramientas y recursos maestros para practicar la meditación y es el puente directo hacia el estado meditativo.
El estado meditativo es sentirnos presentes, volver a habitar el cuerpo, hacer presencia en nuestro ser y en el lugar físico donde nos encontramos. Cuando entramos en meditación estamos vivos, plenos y presentes y así mismo, volvemos a encontrarnos con lo que es realmente esencial de nuestro ser y nuestra vida. En estado meditativo podemos estar en calma y satisfechos con todo lo que somos, escuchar la voz interna que se conecta con la sabiduría de la vida y que nos guía hacia lugares de bienestar y determinación. Podemos tomar con comodidad el hecho de ser nosotros mismos, tener lo que tenemos, hacer lo que hacemos, nos vuelve la gran confianza de que podemos asumir nuestra vida tal como es y que tenemos los recursos necesarios para gestionar cualquier cambio. En meditación nos cae, como una suave lluvia, el recuerdo de que somos amados y que somos amor.
(Cómo se beneficia tu cerebro al meditar).
Como vemos, llegar allí no es fácil, sólo la práctica y la atención que le ponemos a esos momentos nos va volviendo más y más cercanos a estos estados, y así, como es tan difícil llegar ahí, la naturaleza no nos ha dejado solos en este camino de consciencia y despertar, nos ha dejado pistas, no ha brindado sus recursos naturales, nos ha ofrecido sus plantas y su poder. La naturaleza se ha juntado con la disposición y la humildad humana, con nuestras ganas de vivir más plenos y conscientes, y nos brindó las medicinas, nos brindó el rapé, nos brindó el abuelo tabaco y las diferentes plantas con que se combina, para que pudiéramos conectarnos, recordar lo que somos más allá de nuestras fachadas biográficas y culturales y apoyarnos en el rapé y en muchas otras medicinas para este camino con corazón y para acceder a los estados meditativos. Con el rapé podemos entrar a estos estados y recibir sus bendiciones de manera directa experiencial y alinearnos con la experiencia meditativa desde nuestro ser integral.
(Como la meditación puede mejorar tu salud mental)
En Ancestrina reconocemos y agradecemos a la tierra misma por compartir sus medicinas, a los humanos mayores que han abierto su corazón y su espíritu para escuchar y recibir las medicinas; reconocemos y agradecemos a nuestra comunidad Ancestrina que sabemos se mantiene con nosotros en la búsqueda de vidas más conscientes y dichosas y, reconocemos y agradecemos sobre todo ello al gran espíritu que nos contiene, sostiene y mantiene su presencia constante en nosotros y nosotros en él.
